miércoles, 27 de octubre de 2010

El Caribe en poesía

El Congreso Internacional “El Caribe en sus literaturas y culturas”, arribó a la Feria del Libro para proponer una mesa de poesía como ventana a nuestra América.

El pasado viernes 3 la Sala José María Aricó del Cabildo abría sus puertas a las 20 horas para recibir a los poetas invitados de Cuba, Puerto Rico y provincias argentinas, y al público que, curioso, murmuraba en los pasillos. Dentro, un único proyector de luz simulaba el vaivén de la marea en las paredes. Anunciaba la llegada de lecturas distantes, de perspectivas y culturas distintas, pero hermanadas en un mismo continente y sus vivencias. De fondo, resonaba la cadencia de una voz que señalaba que la casa estaba siendo tomada por las letras y la poesía: Cortázar.

Pasadas las 20.30 horas, ya todos estaban ubicados en sus asientos, algunos más confortables, otros improvisados en el suelo a falta de espacio. Las luces enfocaron la mesa colocada enfrente del auditorio y Cortázar cedió el espacio a una voz femenina. Cecilia Pacella oficiaba como coordinadora del evento organizado por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. Se acercó al micrófono y presentó a los poetas que presidían la mesa: Jorge Luis Arcos (Cuba), Antonio José Ponte (Cuba), Eduardo Lalo (Puerto Rico), Tamara Kamenszain, Washington Cucurto y Silvio Matoni (Argentina). Faltaba entre ellos Reina María Rodríguez (Cuba), que no pudo asistir. Tras unas palabras de agradecimiento a los escritores y al público presente por parte de la coordinadora, en la mesa se abrieron los cuadernos, y con ellos las lecturas.

Argentina tomó la posta con Kamenszain, y las semblanzas de la capital del país. Le siguieron Matoni y Cucurto, de Córdoba, que recorrieron las tantas experiencias cotidianas que nos tocan a todos. Puerto Rico introdujo sus propias imágenes y aromas con Lalo. Cuba retrató sus calles y su gente desde el exilio del escritor Arcos, pero también la historia de todo un continente colonizado con las palabras de Ponte.

Así, las lecturas reunieron la literatura y la cultura de estos países en una misma sala. Pero además, fundieron las experiencias de un pueblo que, a pesar de las diferencias, nació de una misma concepción feroz y ruda. Siglos más tarde, América -el pueblo que Martí conceptualizó como "Nuestra América"-, aún sufre los mismos problemas de dependencia y dominación. Espacios como el abierto por el Congreso Internacional "El Caribe en sus literaturas. En el Centenario del nacimiento de José Lezama Lima", permiten proyectar el cumplimineto de aquel afán martiniano:
"(...) el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento. No hay odio de razas, porque no hay razas. (...) El alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color (...)".

Por Melania Estévez

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